miércoles, 29 de abril de 2020

El trabajo

Hoy es mi primer día de trabajo. Después  del confinamiento por este Coronavirus se hace difícil trabajar así. Llevar todo el día una mascarilla que con dificultad hemos podido conseguir a duras penas, pero que al mismo tiempo la arrancaríamos de un un golpe.Muchos  momentos de angustia y desesperación durante toda la jornada. El bajón se hace visible, no solo porque  somos conscientes de los pedidos perdidos de muchos clientes con la consiguiente pérdida de carga laboral en los distintos meses, si no el peligro que esto conllevará más adelante.  Pero no quiero hablar de esto ahora!, me niego al egoísmo absoluto que nos ha marcado toda nuestra vida. Quiero hablar de los que están en erte en este momento, los que están en paro y sin posibilidad por el momento de un empleo. Estas personas merecen todo mi respeto y atención. Somos egoístas por naturaleza!.No empatizamos ni en las peores circunstancias. Mientras hoy me quejaba de los momentos que me me acontecían, viendo como se separaba la gente, intentándonos sujetar a duras penas la mascarilla correctamente, luchando por todos los medios que este virus invisible se acercara a nosotros a cualquier precio, resoplando entre agobio y enfado por estar así.Se reveló la profunda realidad frente a mí.  Que poca empatía desprendía mi forma de actuar. Qué derecho tenía a quejarme!. Tantas vidas terminadas, tantas personas pasándolos mal y yo como un niño caprichoso, quejándome  de todo. En esta cuarentena he descubierto de nuevo al hombre y me niego a olvidarme de eso!. Debemos luchar por llevar nuestra vida lo mejor posible, sea cual sea el momento por el que estemos pasando, pues siempre encontraremos algo por lo que seguir adelante. Pero lo más importante y gratificante es recordar que no estamos solos, que podemos ayudar a los demás a sobrellevar este viaje junto a nosotros. Entender al que tienes delante, amigo o enemigo, esto es entenderte a ti mismo. El hombre solo busca una cosa, necesita un sentido a la vida. Ese sentido o motivación puede pasar por sufrir, y después comprender  que este sufrimiento nos enseña una motivación de superación y aguante. También pasa por apoyarse en alguien que quieres y te aferras  para sentirte bien. Pero también está el ayudar a las personas que te rodean como una meta que puede darte grandes satisfacciones que pocas veces te pueden llegar de otra forma. Posiblemente me he alejado mucho de lo que quería explicar y me he marchado hacia un estado más espiritual o de tipo logoterapia del doctor Viktor Frankl, cuando realmente lo que quiero decir es, que se es más desgraciado hundiéndose en las pequeñas piedras que te encuentras en el camino que apartándolas, pensando en algo más que no sea uno mismo. La felicidad solo llegará cuando sepamos verla y valorarla, pues a lo mejor siempre estuvo ahí y no supimos entenderla  - pensemos, que queremos en nuestra vida?. 

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